Abordo este tema debido a la gran cantidad de consultas que he tenido de pacientes varones, que cada vez a edad más temprana comienzan a preocuparse por su performance sexual, que los hace sentir que ya no son los de antes.
Lamentablemente en el ideario de la mayoría de los hombres, la potencia y la masculinidad suelen ir de la mano, por eso el no reconocerse a sí mismos en el desempeño sexual, suele provocarles que se vea conmovida su identidad también en otros aspectos de su vida.
El Envejecimiento como Proceso
A los 25 años realizando un Master de Gerontología en Madrid, uno de los temas que más llamo mi atención trataba sobre como envejecemos biológicamente a diferentes tiempos, en promedio la cornea de todo ser humano comienza a envejecer a los 7 años, a eso habrá que agregarle factores genéticos, alimentarios, stresores, etc… que podrán o no acelerar o enlentecer el proceso.
Lo mismo sucede con nuestras glándulas sexuales, las fabricantes de las hormonas que suelen darnos los rasgos que también aplican a una identidad de género. En el caso de las mujeres son los ovarios responsables de la progesterona y los estrógenos, en el caso de los hombres los testículos y la testosterona, aunque ambos géneros compartimos hormonas en diferentes proporciones, la prevalencia de unas u otras es lo que favorece las características femeninas y masculinas y esas características hacen a nuestra identidad y a la imagen que tenemos de nosotros mismos. Por eso cuando nuestras hormonas se ven afectadas, solemos sentir que tambalea también nuestra identidad en cuanto algo nos hace sentir que ya no somos quienes solíamos ser, porque nuestro cuerpo no se ve, ni se manifiesta, ni se siente como antes.
Cambios Perturbadores
Estos cambios suelen ser más o menos perturbadores en la pubertad entre los 12/14 años, donde las hormonas comandan a tal punto que transforman en muy poco tiempo nuestro aspecto infantil al de un adolescente al que le toca lidiar con un nuevo cuerpo que al principio entiende y acepta bastante poco hasta lograr asumir una identidad acorde a su nueva imagen corporal.
Lo mismo nos vuelve a suceder alrededor de los 40/50 años, para algunos llega después y para otros antes, la sensación de que su cuerpo ya no es el que era y que tampoco responde a los estímulos de la misma manera que unos años atrás.
Por una cuestión hormonal y también de educación, preventiva del cáncer y las enfermedades de transmisión sexual que pueden llegar a alterar hasta la fertilidad, las mujeres solemos tener más desarrollada la autoobservación de nuestro reloj biológico, esto incluye los exámenes ginecológicos de rutina, ecografías, perfiles hormonales, etc… las hormonas femeninas nos marcan a las mujeres el paso del tiempo no solo en términos de fertilidad sino también en el proceso de reconocer nuestro propio cuerpo sin vergüenza.
Para una mujer es sencillo reconocer sus días húmedos y sus días secos a lo largo de un ciclo y utilizar algún tipo de lubricación extra si así lo requiriera, para un hombre no resulta por educación tan sencillo reconocer algún tipo de alteración en su performance / respuesta sexual a la que está acostumbrado y que en general tiene que ver con funcionalidad o disfuncionalidad en la erección y el tiempo de recuperación entre una y otra relación sexual, algo que inevitablemente se ve alterado con el paso de los años.
Causas
Alrededor de los 40 años en adelante, tan solo en el 20 % de los casos se puede atribuir la disfunción eréctil, a una problemática de orden psicológico y/o a la falla en el estimulo que puede resultar insuficiente o agotado en el caso de una relación de pareja de muchos años y con escasa vitalidad.
En el otro 80 % de los casos lo que suele suceder es que la disfunción está ligada a algún proceso fisiológico natural de envejecimiento que incluye la caída hormonal de testosterona, menos deseo espontáneo y la necesidad de estímulos “más potentes” para sustituir la potencia que declina y en general no es reconocida, esto suele dar lugar a que muchos hombres encuentren por algún tiempo, un mayor estimulo visual, táctil, sensorial en alguién más joven, creyendo que el problema interno se soluciona modificando el estimulo externo, hasta que deben recurrir al estimulante interno ósea una sustancia química como el Sildenafil u otros sucedáneos.
Soluciones
Lo mejor que podemos hacer ante cualquier sensación que se nos hace extraña en nuestro cuerpo, es afinar el oído y escuchar que nos dice nuestro cuerpo, tomar contacto con nosotros mismos, registrar nuestros cambios, por ej no suele ser la misma respuesta sexual la que se tiene al inicio de una nueva relación que cuando ganamos en confianza e intimidad con el otro, o tal vez hay factores vitales que puedan estar alterando nuestra respuesta sexual como estar pasando por un periodo de duelo frente a alguna pérdida o cambio brusco de hábito de vida, estos factores no conllevan ningún tipo de disfunción fisiológica y son tan solo trastornos adaptativos.
Así que si no existen factores ocasionales que nos puedan estar alterando, lo mejor será en lugar de intentar ocultar el problema, aceptarlo y consultar con el profesional pertinente, en este caso un andrólogo y realizar los chequeos hormonales de rutina, que puedan orientar acerca de donde estamos parados en nuestro proceso natural de envejecimiento y también nos permita observar si hay otros factores que nos puedan estar afectando como stress, tabaquismo, sedentarismo, sobrepeso, excesiva rutina, problemas de orden psicológico y/o relacional.
Si se descarta que el problema sea fisiológico en ese caso lo más pertinente es consultar con un Psicolog@ que tenga experiencia en el tratamiento de disfunciones sexuales.
Como en todo, las soluciones aparecen a la par que asumimos los problemas y eso implica madurez. Las mismas hormonas también aplican al proceso de maduración de nuestro sistema nervioso y nuestra inteligencia que no es ni más ni menos que nuestra capacidad de adaptarnos a los cambios que la vida nos propone desde que nacemos hasta nuestro último día, y en ese proceso nada se pierde ni nuestra sexualidad, porque todo se transforma.
Lic. SOLANGE FARÏAS GÖMEZ
PsicoBioNeuroCoach