El AMOR, así con mayúsculas, llega a nuestras vidas a través de cinco puentes que unen nuestro mundo con el mundo de otro ser.
El primer puente va de cuerpo a cuerpo e incluye nuestros cinco sentidos, algo nos agrada en esa primer mirada, algo del otro nos entra por los ojos, por los oídos en el tono de su voz, por el olfato con su olor, lo apreciamos al tacto y hasta probamos en un beso su sabor.
El segundo puente va de corazón a corazón y nos muestra como nos sentimos con ese otro y como ese otro se siente con nosotros, que emociones nos despierta ese encuentro, si son positivas ej: de bienestar, confianza, entusiasmo, sorpresa, desafío etc… o negativas, de incomodidad, tensión, agobio y malestar en general.
El tercer puente va de mente a mente y a través de el nos enteramos de que queremos y que tenemos o no en común con ese otro en cuanto a pensamientos, ideas, valores, proyectos, deseos, sueños, realizaciones etc…
El cuarto puente va de sexo a sexo y con el registramos la compatibilidad, reciprocidad e intensidad de la pasión más básica que requiere ser alimentada para que se renueven a diario las ganas de estar con ese otro, de buscar su contacto, placer, compañía, satisfacción, abrigo y así renovar mutuamente la energía necesaria para afrontar las dificultades propias de toda relación amorosa y de la vida en general.
El quinto puente va de alma a alma y nos lleva al centro mismo de ese amor que hace crecer y evolucionar nuestro espíritu aunque la relación con ese otro ser dejará de existir; a los amores de nuestra vida que llegan a atravesar este último puente los llevamos por siempre en nuestro corazón, y aunque puedan haber llegado a ser en algún momento relaciones dolorosas, les sabemos reconocer la maestría de habernos ayudado a crecer a superarnos y en eso radica la maestría de todo amor que se atreve a cruzar esos cinco puentes y que se anima a transformarse al amar y ser amado ❤

LIC. SOLANGE FARÍAS GÓMEZ
PsicoBioNeuroCoach
PsicoBioNeuroCoach